Cartago, un nombre cargado de historia.

El nombre de Cartago está cargado de historia. Fundada por una princesa fenicia Elisa, conocida con el nombre de Dido, esta ciudad de la Antigüedad, cuyas Guerras Púnicas han marcado la historia, fue poderosa enemiga de los griegos y posteriormente de Roma. El lugar donde se alzó, en parte cubierto por la ciudad moderna, sigue impregnado del recuerdo de su gloria pasada.

Cartago fue también una civilización refinada, comerciante, abierta a las otras culturas de la cuenca mediterránea. Su emplazamiento sigue conservando vestigios como: el «Tophet», santuario cubierto de estelas, barrios residenciales con sus casas bien ideadas y cómodas, los puertos púnicos, símbolo del poder marítimo de esta ciudad que se vio devastada durante la conquista romana por un gigantesco incendio del que aún se pueden encontrar huellas. El Museo Nacional de Cartago exhibe un sinfín de estelas grabadas, estatuas, amuletos y otros recuerdos de esta Cartago de antes de 1a conquista romana.

Conquistada y luego reconstruida. Cartago tuvo una segunda vida. Ciudad romana ejemplar, sus monumentos casi igualaban por sus dimensiones y esplendidez a los de la primera metrópoli: las Termas de Antonino, de las cuales han sobrevivido los increíbles subterráneos y algunas columnas de altura vertiginosa, el teatro que se anima cada verano durante el festival… Los vestigios de las villas, las estatuas y los mosaicos expuestos en el Museo evocan una vida fastuosa y de placeres, mientras que los restos de Damous El Karita, la enorme catedral, recuerdan la precoz adhesión de la África romana al cristianismo.

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