Portugal, como pionero de la expansión europea, abrió camino a un mundo de riquezas artísticas, a los intercambios culturales y comerciales que revolucionaron el conocimiento y a las costumbres europeas. De este modo, Portugal se constituyó en epicentro de nuevas estructuras económicas, políticas y culturales que configuraron el pensamiento europeo con efectos definitivos para la comunicación global.
Producida por Smithonian Institution y expuesta por primera vez en 2007, a través de Sackler Gallery y Freer Gallery, y tras su paso en el Palais des Beaux Arts de Bruselas, corresponde ahora al Museo de Arte Antigua reunir en Lisboa cerca de 200 obras –cartografía, marfiles, imaginería, diseño, grabados, pintura, arte plumario y joyería– procedentes de colecciones extranjeras públicas y privadas. Destaca la cesión de obras del Museo del Louvre, Paris; del Staatliches Museum für Völkerkinde, de Munich; del Kunsthistorisches Museum y del Albertina Museum de Viena; de la British Library; del Victoria and Albert Museum; del British Museum; del Nationalmuseet de Copenhague y del Patrimonio Nacional de España, además de los tesoros de su propio acervo que sólo pueden ser vistos en Portugal. Es el caso de Custodia de Belém, los paneles de azulejos de San Vicente o la colección de biombos Namban, entre otras obras de referencia para el conocimiento de los viajes de los portugueses por el mundo.
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