Lleida: impronta templaria

Castillo de Gardeny, en LleidaEn la primavera de 1149, el conde de Barcelona, Ramón Berenguer IV, inicia desde la colina de Gardeny, el asedio a Lleida, ciudad en posesión de los musulmanes desde comienzos del siglo VIII. Pero no está solo, cuenta con la ayuda de unos guerreros muy especiales, los templarios, orden religioso-militar que nació en la Edad Media tras la primera cruzada, en 1118.

La Orden del temple, al amparo de la Santa Sede, y con el objetivo inicial de defender los Lugares Santos y proteger a los peregrinos en su camino hacia Jerusalén, se expandió rápidamente por toda Europa. En la Corona de Aragón, en 1119, solo un año después de la creación de la Orden, el temple ya goza de un ferviente seguidor, el rey de Aragón y Navarra, Alfonso I, el Batallador. La importancia de la Orden será tal que estuvo a punto de lograr el reino de Aragón, cuando Alfonso I, el Batallador, hace testamento en 1131 durante el asedio a Bayona, y en él deja constancia su decisión de ceder su reino al “Hospital de san Juan de Jerusalén, a los custodios del Santo Sepulcro y a la milicia del Templo de Salomón”.

Ese mismo año, también ingresará en la Orden, el muy influyente y poderoso, conde de Barcelona y señor de Provenza, Ramón Berenguer III. Ya en 1134, muere el rey Alfonso I de Aragón, y una amenaza se cierne sobre el horizonte de la corona de Aragón: ¿se cumplirá el testamento de su rey? Los nobles aragoneses no quieren de ninguna manera ceder la corona al Temple, así que se reúnen en Jaca, y toman una decisión crucial: “olvidar” el testamento real y elegir a un nuevo rey, el hermano de Alfonso I: Ramiro, el obispo de Roda – Barbastro. De esta manera Ramiro II, el Monje, se convierte en Rey de Aragón, y lo será hasta su muerte en 1157; y Navarra consigue su independencia de Aragón al ponerse al frente de la corona un García Ramírez.

Si por algo se caracteriza el final del reinado de Ramiro II, fue por su enemistad con Alfonso VII de Castilla, tanto que en su política de alianzas estratégicas decide unirse al condado de Barcelona, vía matrimonio de su hija Petronila (que solo cuenta con un año de edad) con Ramón Berenguer IV (hijo del primer “templario”, Ramón Berenguer III) en Lleida en 1150. Ironías de la historia, porque la unión propició —a la muerte de Ramiro II en 1157—, la llegada al poder de alguien con una destacada impronta templaria, algo que se había intentado evitar desde la muerte de Alfonso I.

No obstante, Ramón Berenguer IV nunca fue rey de Aragón de derecho aunque sí de hecho. Ejerció como tal y fue, sin duda alguna, un político de primera magnitud que anexó territorios al condado de Barcelona. A su muerte, quien sí fue rey por derecho propio fue su hijo Ramón, que fue proclamado rey como Alfonso II.

Mucho antes de este acontecimiento, en 1143, ya como heredero consorte de la corona de Aragón y conde de Barcelona, Ramón Berenguer IV, siguiendo las indicaciones de su padre, atrajo a los nobles a su causa “divina” frente a los sarracenos y consiguió reunir en Girona a los principales señores y fuerzas religiosas de su reino.
Entre los señores destacan, Hugues Rigault, Maestre en Francia y miembro fundador de la Orden del Temple, y Pere de Rovira, Maestre en Provenza. La unión con el Temple es tan fuerte que el gran Maestre del Temple, Roberto de Craon, sucesor de Hugo de Payens (fundador de la Orden), bendice la reunión y sus acuerdos. Todo está preparado para que la Orden crezca desde lo más profundo del corazón de Cataluña.

¿Qué se acuerda con los templarios? Además de proteger a los peregrinos a su paso por el reino de Aragón, realizar campañas contra los sarracenos con la única idea de la Reconquista cristiana. No sólo defienden sino que también atacan. Ya no serán meros protectores sino que encabezarán las luchas contra los sarracenos, codo con codo con los señores que hace no mucho tiempo los miraban con recelo. Recelo que con el paso del tiempo será odio y envidia. Pero eso es otra historia.

Como contraprestación, los templarios recibirán una quinta parte de las tierras conquistadas, más una décima parte de la parte real, más la décima parte de todo lo que el rey posea, más el diezmo eclesiástico (por bula papal), más una parte de los tributos que el rey taifa de Valencia pagaba al conde. Mucho dinero, pero no sólo eso, los templarios participarán en cualquier pacto con los sarracenos, armisticios y treguas incluidos. Política y económicamente, los templarios se van a hacer con el control de la Corona y Lleida lo notará dentro de poco.

En este marco de poder, desde 1143 hasta el triste final de la Orden, en 1314, Lleida y Cataluña, como toda la Corona de Aragón, son influenciadas por estos monjes guerreros, ávidos de poder, valientes y fieles a su ideal.

Y si hay un lugar que recuerda esta época tan importante para la historia de Lleida es el Castillo de Gardeny.

El imponente y altivo castillo de Gardeny tiene su origen en la época romana, a mediados del siglo I, A.C. cuando fue un campamento militar, durante la guerra civil entre César y Pompeyo. Más adelante, durante la ocupación islámica, se construye una defensa, dada su posición estratégica y su posición dominante sobre Lleida.

Es en 1149, tras la rendición musulmana, cuando Ramón Berenguer IV entrega como agradecimiento la colina de Gardeny a los templarios, estableciendo estos una encomienda (territorio perteneciente a una orden militar a cuyo frente se encontraba un comendador), con el Castillo y la Iglesia que se pueden visitar en la actualidad.

La primera referencia a la encomienda de Gardeny data de 1156, con fray Pere de Cartellà, que habría participado en el asedio siete años antes, como primer comendador. Gracias a las numerosas aportaciones de la burguesía de la zona, la Casa de Gardeny crece enormemente, siendo necesaria la creación de dos nuevas encomiendas, las de Corbins y Barbens. En el siglo XIII, llegará a ser uno de los principales núcleos de poder del Temple en la Corona de Aragón. Cultivos, ganado, fincas, … Gardeny crece con paso firme hasta el final de la Orden, en 1314 cuando será entregada como Priorato a los Hospitalarios.

El conjunto monumental de Gardeny, con su desafiante y orgulloso Castillo, es sin duda, uno de los testimonios más destacados de la arquitectura del Temple en toda Europa. A pesar de que se reformó durante los siglos XVII y XVIII para convertirlo en un fortín militar, con lo que perdió gran parte de su fisonomía original, todavía conserva fascinantes y misteriosos vestigios del conjunto templario.

En su interior podemos contemplar, diferentes edificios en torno a un patio central, en el que destaca la Torre residencial, una construcción de dos plantas que albergó diversos almacenes y habitaciones, y el templo en honor a Santa María de Gardeny, virgen de gran devoción popular en tiempos pretéritos. Un lugar que posee la suerte de ofrecer al visitante las vistas más bellas y serenas de la comarca.

Gardeny, cuenta con unos frescos en la iglesia de Santa María que datan de mediados del siglo XII, uno de los pocos testimonios en Europa de la pintura mural en los conjuntos templarios.

Gracias a las labores de rehabilitación iniciadas en 2005, podemos disfrutar de este espectacular conjunto arquitectónico. Un gran desconocido, que sin embargo, cuenta con una gran historia de esplendor, poder y ambición enmarcada en una época tan convulsa y apasionante como la de los templarios.

El castillo de Gardeny de Lleida -junto a los de Miravet, Monzón, Peñíscola y la ciudad de Tortosa- forma parte de la ruta templaria Domus Templi. Un viaje a través del tiempo que pone al descubierto gran parte del patrimonio y legado templario de la antigua Corona de Aragón.

Lleida
Lleida se encuentra en la comarca del Segriá, y cuenta con una enorme riqueza cultural y monumental, así como impresionantes espacios naturales. Una visita a la ciudad dejará en nuestro recuerdo verdaderas joyas como la Seu Vella, el Palacio de la Paeria, el Parque del Río, La Catedral Nueva o las iglesias Sant Llorenç y Sant Martí.

Cómo llegar
En avión
Se puede llegar a Lleida desde el aeropuerto de Barcelona, o bien desde el aeropuerto de Reus o Girona. El aeropuerto de Barcelona está situado a 170 kilómetros de Lleida. El aeropuerto de Reus está situado a 96 kilómetros de Lleida.

En tren
Por Lleida pasan parte de los trenes que enlazan Barcelona y Madrid. Está comunicada con Zaragoza y Madrid con la línea de alta velocidad (AVE). La estación de tren de Lleida se encuentra cerca del centro de la ciudad.

En coche
Las principales vías de comunicación son la autopista AP-2, la N-II y el Eix transversal (C-25).

Dónde alojarse
Nastasi Hotel & Spa
Av, Rovira Roure, 214
25198 Lleida

Dónde comer
La Masíac Democracia, 16
25007 Lleida

Más información
Castell de Gardeny
Dirección Colina de Gardeny, s/n – Lleida
Tel 973 27 19 42

Patronato de Turismo de la Diputación de Lleida
Rambla Ferran, 18, 3º
25007 Lleida – Cataluña

Reportaje realizado por: Juan G. Martínez. Gulliveria.

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