
Cuando a Manuel España se le planteó la idea de hacer un nuevo álbum, comenzó a rebuscar canciones y maquetas en el cajón de su habitación. Al hacer la selección se colocó en el lugar del fan, y pensó en lo que le gustaría escuchar al poner el disco. Tenía gran cantidad de composiciones: en cassette, en el móvil, en maquetas, apuntadas en hojas arrugadas en la papelera y hasta en notitas en los bolsillos. Es decir, ya tenía los deberes hechos, pero quería llegar un poquito más lejos, por lo que se puso a componer. Estaba entusiasmado.
El resultado es este nuevo trabajo, cuyo título ya es en sí sugerente: “Tumbado al borde de la luna”. Sin duda alguna se trata del disco más positivo de La Guardia. De hecho, es la primera vez que entre los temas no incluyen una balada, ya que ni podían sacrificar ninguna canción, ni Manuel tenía ganas de bajar las revoluciones… ¡Así que adelante y a toda pastilla! La intención principal era conseguir que el respetable se divirtiera y se olvidara por un rato de sus problemas, que se sintiera identificado con las canciones, y que pensara que un mal día lo tiene cualquiera, que no es tan malo perder un trabajo o que te deje la novia, que cuando una puerta se cierra otra se abre, y que además a todo eso se le puede poner estribillo y cantar como si nada, incluso con alegría. Como dice la canción que da título al álbum, en ocasiones es necesario quitar los pies del suelo y tumbarse un rato al borde de la luna, para poder aliviar la tensión a la que en muchas ocasiones nos vemos sometidos.
El disco habla de desencuentros, de relaciones deterioradas y de la búsqueda del amor perfecto, pero todo ello contemplado desde el peculiar estilo vitalista y aparentemente sencillo de La Guardia a la hora de componer, que hace que las canciones integren una especie de sinfonía agridulce, porque no todo es tan malo y porque siempre hay otra oportunidad.
Sin duda han conseguido su objetivo, y el disco suena como uno de aquellos vinilos que tanto nos gustaba escuchar. Es lo más analógico que se puede hacer en tiempos digitales. Muchas guitarras y mucho corazón.