Hautes – Pyrénées ofrece su selecta gastronomía francesa.

Recorriendo Hautes-Pyrénées es inevitable que se agudice el apetito. En las mesas para turistas, en las terrazas de los pequeños restaurantes o en el ambiente campero de las granjas, tu paladar se hará agua con las especialidades culinarias típicas en las que se une el sabor de los productos locales y el mejor hacer en la cocina de Hautés -Pyrénées.

Además se puede aprovechar para visitar alguno de los innumerables mercados típicos o de las fiestas gastronómicas donde se celebran las especialidades tradicionales. Las alubias de Tarbes, muy carnosas y con piel muy fina, quesos de oveja, cabra y vaca, foie gras de granja, confits y magrets de pato, el cordero de Barèges-Gavarnie, el único en Francia con Denominación de Origen (Barèges- Gavarnie), el cerdo negro de Bigorre, muy parecido al nuestro y todos los productos que conseguimos de él: jamón, salchichón…, y el vino de Madiran y el Pacherenc, entre muchas otras delicias, conforman la riqueza local de Hautes -Pyrénées.

Con esta gran cantidad de productos de calidad no es de extrañar que la gastronomía de esta región francesa sea una de las mejores del mundo. Entre los principales platos tradicionales de la región, se puede destacar ‘la garbure’, una sopa vigorizante con legumbres y judías de Tarbes cocidas a fuego lento a la que se añade confit, de pato u oca, y el famoso ‘camayou’, hueso del jamón serrano. Se sirve sobre finas tajadas de pan de campaña. Es un plato muy completo.

Otras de las delicias de Hautes Pyrénées es el ‘Gâteau à la broche’, postre imprescindible para celebrar las fiestas más entrañables: bodas, banquetes, bautizos y otras celebraciones familiares, la cocción se hace en la lumbre de leña, la habilidad manual en el manejo del asador y la preparación de la masa, son los elementos esenciales que determinarán la calidad y la estética del pastel. El pastel debe prepararse como mínimo con 48 horas de antelación al momento de consumirlo, y sus ingredientes son: azúcar, huevos, mantequilla, harina, agua, ron y cáscara de naranja.

En la mesa de los pirineos franceses tampoco pueden faltar los ‘Confits’, el confit se prepara con animales de carne grasa como el pato o la oca, los mismos que se crían para el foie gras. Después de cocinarla durante más de una hora en grasa caliente, se pone la carne en un tarro y se cubre con grasa, de manera que no esté en contacto con el aire y no pueda deteriorarse.

Y que mejor que acompañar todos estos manjares de los mejores caldos: los vinos de el Madiran (tinto) y el Pacheranc (blanco). El vino de Madiran adquirió fama a partir del siglo XII, con la llegada de los monjes benedictinos en la Abadía de Madiran. Convirtiéndose en vino de mesa, su fama paso rápidamente las fronteras, gracias a los peregrinos de Santiago de Compostela. Es un vino generoso, que envejece bien, se sirve entre 15 y 17º y es un placer acompañado con garbure, carne roja, platos en salsa, magret, confit de pato o queso de los Pirineos.

El Pacherenc es suave o seco. El suave, que tiene mucho éxito para el aperitivo, es una delicia con foie gras. El Pacherenc seco se combina generosamente con pescados, verduras, charcutería ligera o carnes blancas.
Gulliveria.com

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