Grecia propone tierras desconocidas como Epiro

Este año, Grecia nos sorprende con destinos hasta ahora desconocidos por la mayoría de los viajeros presentando la propuesta ‘La Grecia desconocida’ en la que Épiro es una aventura para los sentidos y las emociones.

Las imponentes montañas Tzoumerka, Smolicas, la segunda montaña más alta de Grecia, y el monte Grammos forman el paisaje montañoso característico de la región.

Entre los varios parques naturales, destaca el de Valia Calda (Valle Cálido), establecido en 1966 con el objetivo de proteger la naturaleza de la zona y cuya visita es una experiencia excepcional.

La belleza salvaje de la montaña se ve acentuada por los numerosos ríos de la región, como el segundo más largo de Grecia, el Aheloos, y los ríos Arahthos, Aoos y Voidomatis, destinos ideales para los aficionados al rafting y al kayak. La intervención humana se limita a los puentes de piedra -verdaderas obras de arte- que se encuentran por todo la región.

El más famoso es el puente de Plaka, con una longitud de 40 metros y una altura de 20, considerado uno de los puentes de arco único de más compleja construcción.

La zona conocida como Zagorohoria, verdaderamente excepcional, consta de 46 pueblos situados entre las montañas. Cada uno de estos preciosos pueblos puede servir como punto de partida de excursiones para explorar la naturaleza fascinante de la zona. En las proximidades, el visitante puede acercarse al desfiladero río Vikos, el segundo cañón más profundo del mundo, con un admirable ecosistema de 1.700 plantas y 182 animales.

El lago de Ioánnina llamado Pamvotis, y la pequeña isla dentro del lago, impresionarán a los que se acerquen hasta allí.

Lo que convierte a Epiro en un destino único es la combinación de paisajes pintorescos y actividades culturales. Las iglesias bizantinas y los museos de arte popular conviven con ríos turbulentos, y agradables laderas, ideales para practicar el parapente, mientras que cualquiera puede acercarse a una granja y conocer o incluso participar en actividades agrícolas. Las costumbres tradicionales fielmente conservadas, además de la hospitalidad local, hacen de Epiro un lugar simplemente inolvidable.

El viajero que visite Epiro no debe perderse las calles empedradas de Zagori, el castillo de Ioannina, un trago de vino espumoso de Zitsa, el parque de animales salvajes de Bourazani (Ioannina), el sabor de las anguilas, las truchas, la pasta casera y los quesos y pitas locales, un paseo por las callejuelas y las mansiones tradicionales del monte Papigo, el Teatro Antiguo y el Oráculo de domoni o el Museo de Arte Popular de Métsovo.
Gulliveria.com

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