Comer o cenar en el restaurante del Pabellón de Polonia supone una experiencia gastronómica única e irrepetible, especialmente recomendada para los amantes de otros aromas y sabores. Y es que, tras cruzar sus puertas, es fácil sumergirse en el arte de los fogones de la Región de Malopolska (Polonia Menor) y su capital, Krakóv (Cracovia), a través del Menú Degustación diseñado por el pabellón polaco a base de Sopa de patatas con setas del bosque y ciruelas pasas, Ensalada de lechuga, huevos y champiñones con salsa de cebolleta y almendras, Col rellena de carne picada y uvas pasas con apio estofado y salsa de cebolla de Escalón y aguardiente de ciruelas y Pastel con capas de fresa y vainilla, aderezado con azúcar pulverizado…
Esta propuesta permitirá al comensal disfrutar, desde tan sólo 50 euros por persona, de la despensa y de la tradición más arraigada de los banquetes de la corte, las celebraciones burguesas y los festines del pueblo, aprovechando las recetas secretas de los benedictinos, y el gusto sofisticado de la familia real de los Sforza, todo ello sazonado con un queso de oveja único, acompañado de salchichas de olor a enebro y digerido con un vasito de aguardiente de ciruela madurado en las destilerías de la región de Malopolska.
Pero si el comensal prefiere elegir entre un abanico más amplio, nada mejor que escoger cualquiera de los platos de la variada carta del restaurante polaco, con una excelente relación calidad/precio, y que ofrece propuestas como el Paté de carne de caza condimentado con hierbas silvestres, arándanos rojos y naranjas caramelizadas, el Pato salvaje asado con manzanas, mejorana y col roja tostada, el Codillo de jamón en salmuera asado en cerveza, con puré de guisantes y rábano silvestre o las Albóndigas de vaca con cebolla y pepinillo en vinagre, remolachas estofadas y grano de trigo.
Más de 12.200 visitantes de la Expo ya han podido adentrarse en los secretos de la gastronomía típica polaca, que destaca por la abundancia de carnes de caza, dada la generosidad de los bosques polacos, y cereales, con diferentes tipos de granos, cebadas y platos farináceos, así como el uso de gran cantidad de especias, como la pimienta, la nuez moscada y los frutos de enebro. Otros ingredientes habituales son la miel, el nabo, los guisantes y las judías y, entre las bebidas alcohólicas, las más populares son el vodka, el hidromiel, y la cerveza. Ésta última, muy apreciada por los visitantes, tan sólo cuesta 2 euros, y se ha posicionado como una de las bebidas más baratas de la Muestra.
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