El bellísimo pueblo de Óbidos, de casas blancas adornadas con buganvillas y madreselvas, fue conquistado a los árabes por el primer rey de Portugal, D. Afonso Henriques, en 1148. Más tarde, D. Dinis lo donó a su mujer, la reina Santa Isabel. Desde entonces y hasta 1883, el pueblo de Óbidos y las tierras de alrededor siempre pertenecieron a las reinas de Portugal.
Rodeada por un cinturón de murallas mediavales y coronada por el castillo árabe reconstruido por D. Dinis, que hoy es un parador nacional, Óbidos es uno de los ejemplos más perfectos de fortaleza medieval portuguesa. Como antiguamente, se entra al recinto por la puerta sur, la de Santa María, bellamente decorada con azulejos del siglo XVIII.
Dentro de las murallas, que con la puesta de sol adquieren una coloración dorada, se respira un festivo ambiente medieval, gracias a las calles tortuosas, las viejas casas encaladas de blanco pero con las esquinas pintadas de azul o de amarillo, con los vanos y ventanas manuelinas, llenas de plantas y flores de mil colores, que nos recuerdan que D. Manuel I (siglo XVI) hizo aquí grandes obras. No deje de visitar la Iglesia Matriz de Santa María, la bella capilla de S. Martín y, fuera de las murallas, la Iglesia del Señor de la Piedra.
De todos los eventos celebrados anualmente en Óbidos merecen especial atención las Fiestas de la Semana Santa (en las que se recrean los pasos del vía crucis), el Festival de Música Antigua en octubre, y para los más golosos el Festival Internacional del Chocolate, en noviembre, del que forma parte un concurso internacional donde las recetas son degustadas y juzgadas por un jurado internacional de especialistas.
La magnífica villa medieval de Óbidos, rodeada por murallas, respira equilibrio y atrae al visitante. Es conocida como “villa de reinas”, porque fue tradición que los reyes la ofrecieran como dote a sus reinas. Algunas de las iglesias, que vale la pena visitar, fueron construidas por orden de las reinas cuando tenían un hijo.
Con casas blancas y bien conservadas, con pórticos manuelinos y ventanas floridas, las sinuosas calles dan cobijo a joyas de la arquitectura religiosa y civil, como la Iglesia de la Misericordia (siglo XV), la iglesia de San Pedro (siglo XVIII) y la Capilla de São Martinho (siglo XIV). El Palacio Real y el mismo perímetro de las murallas del castillo, desde donde se divisa el Acueducto de Aguas Livres, son igualmente visitas que no debe perderse.
Tampoco debe perderse la gastronomía local, de la que destaca la «caldeirada» de pescado de la laguna de Óbidos, acompañada por vinos de la región, con denominación de origen. Aún dentro de las murallas, se encuentran numerosos bares típicos, donde podrá tomar la bebida típica: la ginjinha.
Muy cerca de Lisboa, ésta es de las más pintorescas y más visitadas localidades del país, hoy escenario, durante todo el año, de numerosos eventos culturales y turísticos.
La «Rua Direita» nos conduce a la plaza de Santa Maria donde domina la iglesia matriz con su campanario blanco y un bello portal renacentista. En los tiempos en que los moros eran los señores de la región, es muy problable que fuera en este mismo lugar donde se levantase su mezquita. Cuando D. Afonso Henriques conquistó Óbidos en 1148, una iglesia cristiana vino a substituir el culto al Islam.
El templo que vemos hoy data del siglo XVI. En su interior, las paredes revestidas de arriba abajo con azulejos del siglo XVIII y el techo de madera pintada producen un bello efecto decorativo. Merece la pena admirar también la tumba renacentista de D. João de Noronha, que fue alcalde de Óbidos en el siglo XVI, obra maestra de la escultura tumularia renacentista, atribuida a João de Ruão. Y, sobre todo, déjese seducir por la pintura de Josefa de Óbidos (1634-1684), donde lo profano y lo sagrado se aúnan en ambientes de suave sensualidad y misticismo, como en el retablo que representa la Boda Mística de Santa Catalina, que se encuentra en la sacristía. Gran parte de la obra de esta destacada pintora está guardada en museos, especialemnte en el de Óbidos. La artista está sepultada en la iglesia de S. Pedro, en la plaza del mismo nombre.
En esta iglesia se casó el 15 de agosto de 1441, el infante D. Afonso (más tarde D. Afonso V de Portugal) con su prima D. Isabel, cuando contaban con diez y ocho años de edad respectivamente.
En la plaza de la iglesia, el rollo de piedra está decorado con una red de pesca. D. Leonor, mujer de D. João II quiso así rendir homenaje a los pescadores que recogieron en su red el cuerpo de su hijo D. Afonso, muerto a consecuencia de una caída de caballo, ocurrida junto a la orilla del Tajo.
Fuera de las murallas de Óbidos, no deje de visitar este santuario, con una silueta exterior recortada en forma hexagonal, y coronada por un gran pirámide de teja vidriada en verde. El santuario fue erigido entre 1740 y 1747, en plena época barroca, pero los detalles no llegaron a ser terminados y tal vez por ello algunas ventanas parecen extrañamente invertidas. Está dedicado al Señor de la Piedra, y cada 28 de mayo se celebra una romaría en su honor. En la plaza del santuario existe una bellísima fuente azul y blanca, de armoniosos trazos barrocos.
Más información
Posto de Turismo de Óbidos
Tel: 262 959 231
E-mail: posto.turismo@cm-obidos.pt
Nuestro agradecimiento a la Oficina de Turismo de Portugal