Burgau, el Santorini portugués

Puertas de colores y buganvillas enredándose por cualquier grieta; así se pintan las paredes blancas de este pequeño pueblo de pescadores entre Sagres y Lagos. Burgau es un paraíso en el que las barcas aún descargan pescado fresco en la playa es uno de los secretos mejor guardados del Algarve.

En una esquinita al sur, muy al sur de Europa, los días pasan despacio en un pequeño pueblo de pescadores que guarda todo el encanto portugués y en el que apenas viven 500 habitantes. Su belleza recuerda a la de esas islas mediterráneas en las que siempre parece ser verano. Calles estrechas por las que se cuela una luz brillante, suelos empedrados, puertas de colores, paredes blancas, buganvillas colándose por cada esquina. Todo incrustado en impresionantes acantilados de piedra árida que resaltan, aún más si cabe, lo acogedor de este rincón aún por descubrir del Algarve.

Si buscas un lugar en el que comer pescado fresco y caminar por callejuelas que te lleven directo al mar, Burgau es lo que te apetece
Si buscas un lugar en el que comer pescado fresco y caminar por callejuelas que te lleven directo al mar, Burgau es lo que te apetece

Hay quien lo llama el Santorini portugués, pero este paraíso a un paso de cualquier punto de España, responde al nombre de Burgau. Si buscas un lugar en el que comer pescado fresco y caminar por callejuelas que te lleven directo al mar, Burgau es lo que te apetece. ¿Más motivos? ¡Sigue leyendo!

Compartir playa con barcas y aparejos de pescadores: verlos llegar de faenar

Una imagen de postal y una escena emocionante. Tomar el sol en la playa, entre acantilados de vértigo, y ver llegar de la faena a los pescadores con sus embarcaciones cargadas de producto fresco es una experiencia casi extinta, pero que aún es posible de ver en la playa de Burgau, donde la ensenada facilita la descarga e invita también a un baño tranquilo ajeno a la bravura Atlántica.

Hasta este arenal de fácil acceso y excelentes comodidades, llegan a diario embarcaciones cargadas de pulpo, morena y sargo, algunos de los productos estrella de las recetas que preparan con mimo y tradición en cualquiera de los restaurantes locales.

Burgau, el Santorini portugués
Burgau, el Santorini portugués

Pero la playa que da nombre a este paraíso no es el único arenal del que se puede disfrutar en el Santorini portugués. Al otro lado del acantilado, está Cabanas Velhas, que debe su nombre a las cabañas de pescadores que un día ocuparon la arena. Aguas cristalinas, un arenal para disfrutar y caminos por los que adentrarse más allá de los barrancos que la protegen para disfrutar de las vistas desde lo alto o acercarse hasta las ruinas del Forte de Almádena (siglo XVII).

El rey de la gastronomía local: el percebe

La calma que se respira en este pueblo de Vila do Bispo, se imprime también en cada uno de los bocados que el viajero puede llevarse a la boca si decide explorar este escondite al oeste del Parque Natural del Suroeste Alentejano y Costa Vicentina. A las deliciosas cataplanas algarvías, uno de los platos estrella de la cocina de esta región al sur de Portugal, se suman cómo no, las sardinas a la parrilla, el pulpo, la morena o el sargo, que se descargan a diario en la playa y se sirven frescos en muchas de las terrazas que circundan los arenales de este idílico lugar.

Los amantes del marisco, disfrutarán además de saberse en tierras de percebe, que podría decirse es el rey de la gastronomía de Vila do Bispo. No hay mejor manera de hacer justicia a la mesa en Burgau que con una bandeja de esta joya que se arranca de las rocas y un vino de alguna pequeña bodega local.

Los amantes del marisco, disfrutarán además de saberse en tierras de percebe
Los amantes del marisco, disfrutarán además de saberse en tierras de percebe

Entre Sagres y Lagos. A un paso del icónico Algarve

Burgau podría decirse que es la parte más desconocida de un triángulo infalible para todo el que quiere conocer el Algarve auténtico: el moderno, el salvaje, el tradicional. El de las cuevas en la playa, el de navegar entre delfines, el de los locales de moda, las noches de luces centelleantes, los deportes acuáticos, pero también las iglesias y las plazas de pueblo en las que sentarse a deleitarse con cualquiera de los deliciosos dulces que se hacen en la zona.

El triángulo lo forma con Sagres y Lagos, que están a un paso. El primero, a unos 20 kilómetros, perfecto para surfear y empaparse de su misticismo. Aquí se cruzan las rutas del Mediterráneo y el Atlántico y recordar la historia de estas aguas y sus navegantes desde su fortaleza (siglo XV) resulta emocionante, al igual que levantar la mirada y disfrutar de las mejores vistas del Cabo de San Vicente. Lagos, a unos 14 kilómetros, también vive ligada a un pasado y un presente inevitablemente marítimo y, entre sus murallas, cuenta historias de romanos, de conquistas y piratas, de iglesias barrocas, de mercados de esclavos y, a su alrededor, de paisajes tan hermosos como su icónico Ponta da Piedade, sus acantilados misteriosos y sus magníficas playas.

Sagres
Sagres

Unos días de descanso en Burgau es un viaje al pasado, a la vida que recordamos o que un día nos contaron. A ese cualquier tiempo de antes que fue mejor y que aún puede disfrutarse y saborearse aquí, en este oasis entre Lagos y Sagres.

Más información: www.visitalgarve.pt