Mirando por la ventanilla del avión, como si emergiera por primera vez del océano Índico, vemos Isla Reunión. Senderos de lava, verdes espacios que aluden la fertilidad de la tierra, playas vírgenes donde dejarte naufragar. Aterrizas, pero tu vuelo apenas acaba de empezar.

Esta pequeña isla francesa combina a la perfección lo que todo buen viajero activo busca. La aventura y la diversión están servidas.
La Isla Reunión, hoy un departamento francés de ultramar, tiene una historia tan vibrante y diversa como su paisaje volcánico. Su evolución histórica ha estado marcada por la exploración, el mestizaje y la resistencia cultural.
Aunque no existen evidencias de población autóctona, se cree que marinos árabes y malgaches ya conocían la isla desde antes del siglo XV. No fue hasta 1507, cuando exploradores portugueses registraron oficialmente la existencia de la isla, bautizándola como “Santa Apolonia”.

En 1642, Francia reclamó la isla como parte de sus posesiones, inicialmente bajo el nombre de Île Bourbon. La colonización se intensificó a partir de 1665 con la llegada de la Compañía Francesa de las Indias Orientales. Para trabajar en las plantaciones de café, azúcar y vainilla, se importaron esclavos de África y Madagascar, lo que moldeó el futuro carácter multicultural de la isla.
En 1848, Francia abolió la esclavitud en todas sus colonias, y la isla recibió el nombre de Île de la Réunion como símbolo de unidad tras la Revolución Francesa. Posteriormente, se introdujeron trabajadores contratados de la India, China y otras regiones, lo que enriqueció aún más su mosaico étnico y cultural.

Desde 1946, la isla es oficialmente un departamento de ultramar de Francia (DOM), lo que implica que forma parte integral del Estado francés y de la Unión Europea. Su sistema político, educativo y sanitario está alineado con el de la Francia metropolitana, aunque conserva una fuerte identidad criolla.
Con una superficie de aproximadamente 2.512 km², la Isla Reunión presenta una geografía montañosa dominada por dos macizos volcánicos: el Piton des Neiges y el Piton de la Fournaise. El primero, con 3.070 metros, es el punto más alto del océano Índico, mientras que el segundo es uno de los volcanes más activos del mundo.

El clima varía según la altitud y la ubicación. Las zonas costeras disfrutan de un clima tropical, con temperaturas cálidas durante todo el año, mientras que las áreas montañosas son más frescas y húmedas. La temporada de lluvias se extiende de enero a marzo, siendo el resto del año ideal para visitar la isla.
Para quienes las fascinantes vistas desde el aire, les puede saber a poco, pueden volver a sentir la libertad a través del parapente. No hace falta tener experiencia, sólo entusiasmo y ponerse en manos de una de las numerosas agencias, que te llevarán hacia el cielo por primera vez.

La mayoría de ellas están ubicadas en el pueblo de Saint-Leu, al oeste de la isla. Para los que prefieran algo más especial pueden realizar un vuelo panorámico en helicóptero o avioneta. Los mejores lugares para encontrar estos servicios son Saint-Pierre, Saint-Paul y Saint-Marie.

Con sus acantilados vertiginosos, valles verdes, montañas volcánicas y playas turquesas, este paraíso del Océano Índico ofrece algunas de las mejores condiciones para volar en parapente a nivel mundial.
Como hemos comentado, el epicentro del parapente en la isla es Saint-Leu, en la costa oeste. Esta localidad no solo cuenta con condiciones meteorológicas casi perfectas durante todo el año, sino también con infraestructura profesional y pilotos certificados. Desde allí, los vuelos se lanzan generalmente desde Colimaçons (a 800 metros de altitud) o desde zonas más altas como Bellevue (1.500 m), dependiendo del nivel de aventura que busques.
Otros lugares también destacados son:
- Dos d’Âne: para vuelos sobre el circo natural de Mafate.
- Le Maïdo: con vistas espectaculares al Cirque de Mafate y el Piton des Neiges.
- Piton Textor y el sudeste de la isla: para vuelos sobre áreas más salvajes y exuberantes.
Gracias a su clima tropical, la isla ofrece vuelos durante todo el año, aunque los mejores meses suelen ser de mayo a noviembre, cuando los vientos alisios son más estables y las condiciones térmicas permiten vuelos largos y seguros.

Lo mejor del parapente en Isla Reunión es que no necesitas experiencia previa. Hay vuelos biplaza con instructores certificados ideales para principiantes, mientras que los pilotos experimentados pueden alquilar equipos o llevar el suyo propio y explorar vuelos de cross-country o acrobáticos.
Tipos de vuelo:
- Bautismo de vuelo (biplaza): ideal para quienes quieren probar por primera vez. Dura entre 15 y 30 minutos.
- Vuelo de duración: más largo, de unos 45 minutos a 1 hora, con más exploración.
- Vuelo acrobático: para los que quieren emociones fuertes con maniobras espectaculares.
- Vuelos para pilotos certificados: hay rutas de vuelo libre homologadas y competiciones locales.
- ¿Qué se ve desde el cielo?
Durante el vuelo, tendrás vistas alucinantes del azul intenso del Océano Índico y los arrecifes de coral, los verdes y escarpados circos volcánicos como Mafate y Cilaos, cascadas, plantaciones tropicales, y pueblecitos tradicionales y, con suerte, hasta ballenas jorobadas (entre julio y octubre) .

Precios orientativos (2025)
- Vuelo biplaza corto: entre 70 y 90 euros.
- Vuelo largo o acrobático: entre 110 y 150 euros.
- Fotos y vídeos GoPro: suelen ofrecerse como extras por unos 20 a 30 euros.
Algunas de las escuelas y centros de parapente mejor valorados son:
- Parapente Réunion (Saint-Leu)
- Air Réunion
- Fly 974 Tandem
- Altitude Parapente
Todas cuentan con instructores con certificación francesa (FFVL) y ofrecen seguros, equipamiento y asistencia profesional.
De nuevo en tierra, puedes descubrir la ruta de la lava del Volcán Piton de la Fournaise, ubicado en el sureste de la isla. Es uno de los volcanes más activos del mundo que ha vivido más que 100 erupciones durante los últimos 300 años. Cada erupción va cambiando la cara de la isla y con un poco de suerte podrás ver la creación de tierra con tus propios ojos. Con un promedio dos veces al año la isla se convierte en un testigo de la maravillosa exhibición de luces, con fuentes de lava chorreando hacia los nubes.
Senderismo y barranquismo son las mejores maneras de explorar el volcán y el espectacular paisaje que lo rodea. Para las mejores vistas al cráter del volcán, dirígete hacia el punto Pas de Bellecombe. Se puede acceder en coche por La Plaine de Cafres, la llanura que rodea el volcán. Al final, visita los túneles de lava en Sainte Rose y sumérgete dentro de estas impresionantes formaciones creadas por las puras fuerzas de la naturaleza.

La Isla Reunión es un crisol de culturas. La población es una mezcla de descendientes de franceses, africanos, indios, chinos y malgaches, lo que se refleja en su cultura, religión y gastronomía. Las festividades religiosas y culturales son comunes, con celebraciones como el Dipavali hindú, el Eid musulmán y el Año Nuevo chino, todas coexistiendo en armonía. La música tradicional, como el maloya y el séga, es una parte integral de la identidad de la isla y ha sido reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Después de tanta adrenalina qué mejor lugar para relajarse que las preciosas playas de arena blanca y agua cristalina de Boucan Canot y L´Hermitage o buscar otras playas vírgenes donde el espíritu aventurero nos lleve.
La Isla Reunión cuenta con un aeropuerto internacional en Saint-Denis, con vuelos regulares desde Francia y otras islas del océano Índico. La infraestructura turística es de alta calidad, con opciones de alojamiento que van desde hoteles de lujo hasta casas rurales y albergues para mochileros. El sistema de transporte público es limitado, por lo que se recomienda alquilar un coche para explorar la isla a fondo. No te quedes parado sobrevolando sólo estas líneas, continúa la aventura, corre, vuela, Isla Reunión te espera.