«La abducción de Luis Guzmán» regresa al Teatro Lara después de triunfar en el Festival Fringe

Una ausencia, dos hermanos en dos mundos contrapuestos, extraños, que se aman y se odian al mismo tiempo. Esta es la propuesta de «La abducción de Luis Guzmán», la obra de Pablo Remón que triunfó en el pasado Festival Fringe y que el próximo 12 de febrero se estrenará de nuevo en el Teatro Lara de Madrid.

Permanecerá en cartel durante seis semanas, todos los miércoles, hasta el 19 de marzo. El montaje, que se desarrolla en una casa familiar de Castilla, está protagonizado por Ana Alonso (La mujer por fuerza; Carne cruda 2.0), Francisco Reyes (Himmelweg; La vida es sueño) y Emilio Tomé (Los negocios acaban a las diez; Todo es distinto de cómo tú piensas).
Ellos tres son Clara, Max y Luis, un triángulo en el que se reproducen las tensiones familiares a partir de diálogos en los que se mezcla el humor y la violencia soterrada. Son la familia y todo lo que ello conlleva los pilares que nutren un texto que bebe del teatro argentino de Claudio Tolcachir y Daniel Veronese y de la escena anglosajona de Harold Pinter, Sam Shepard, Samuel Beckett y Martin Crimp.
La abducción de Luis Guzmán tuvo un éxito arrollador en el pasado Festival Fringe con críticas muy favorables. Es también la primera obra de Pablo Remón, autor de los guiones de las películas dirigidas por Max Lemcke, Casual day, protagonizada por Juan Diego y Luis Tosar (mejor película y guion por el Círculo de Escritores Cinematográficos) y Cinco metros cuadrados, con Fernando Tejero, Emilio Gutiérrez Caba y Malena Alterio (mejor película, guion, y premio de la crítica en el Festival de Málaga 2011).
“La Abducción de Luis Guzmán’ nace de un deseo: construir una obra teatral anclada en el texto y en la palabra, con pocos personajes, divertida y violenta a la vez, que hable de los temas eternos e irresolubles de los que lleva siglos hablando la literatura dramática: el amor y el odio entre hermanos, la soledad, el deseo de comunicarse”. (Pablo Remón)
“En mi trabajo como guionista siempre me han interesado las películas donde prima el personaje y la palabra: tanto en Casual Day (Max Lemcke, 2008) como en Cinco Metros Cuadrados (Max Lemcke, 2011) el método de escritura fue uno que no es muy habitual en cine, y sí mucho más en teatro: partir de las escenas y llegar de allí hasta el personaje. No saber en cada momento a ciencia cierta lo que va a pasar después, sino estar atento a la situación, y dejarse llevar por el chispazo de descubrimiento. Así entiendo yo la escritura, como un proceso de exploración donde las cosas, más que inventarse, se van descubriendo”. (Pablo Remón)