La película, protagonizada por Ben Barnes y Colin Firth, descubre la faceta más opulenta y oscura de la capital. Un recorrido que nos lleva por los recovecos del vicio victoriano: fumaderos de opio, ginebrerías y refinados salones. Las más de quince localizaciones londinenses incluyen exteriores como el famoso cementerio de Highgate y partes de Greenwich y Westmister. Entre los interiores están la mansión de Witanhurst en Highgate Hill, el mercado de Smithfield, el Café de Paris, el Royal Exchange y el pub encantado de Crocker’s Folly en St John’s Wood, actualmente cerrado.
El Londres de Wilde
Oscar Wilde nació en Dublín pero es en Londres donde conoció la gloria e inició su caída. Todavía es posible saborear la ciudad que el autor conoció a finales del siglo XIX:
Fue en la habitación 118 del Hotel Cadogan, en el barrio de Knightsbridge, donde Wilde fue arrestado por mantener relaciones homosexuales. El literato fue condenado en el juzgado Kempinski, en el centro de Londres. Hoy se ha convertido en un hotel, bar y restaurante asiático que conserva parte de la decoración original de la sala de juicios.
Kettners, el restaurante favorito de Wilde ha sido recientemente remodelado. El lugar ideal para tomar una copa de champán y cenar después de una representación en el Teatro Haymarket, donde se estrenó Una mujer sin importancia en 1893.
Una ciudad para el hedonismo
Una de las citas de Wilde asegura que “la mejor manera de librarse de la tentación es caer en ella” Este genial esteta, que escandalizó a la sociedad victoriana, no tendría problemas para entretenerse en el Londres contemporáneo, tan lleno de vicios e indulgencia.
Una jornada hedonista por la ciudad puede empezar con una visita a la Pequeña Tienda de los Horrores, del dandi y organizador de fiestas Viktor Wynd. Aparte de curiosidades y obras de arte, uno puede toparse con una proyección de linterna mágica subida de tono.
Las compras pueden continuar en Coco de Mer, exquisita boutique de lencería y objetos eróticos en Covent Garden. Para la cena, nos acercamos hasta Les trois Garçons, un pub victoriano que tres anticuarios han convertido en un excéntrico restaurante repleto de animales disecados ¡y enjoyados! De copas a Calígula, la versión londinense de Studio 54. Un club nocturno en unos antiguos baños turcos. Y para terminar bien la noche, el Portobello Hotel. Su habitación más solicitada cuenta con una sexy cama redonda.
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