Ourense, ciudad de aguas, historia y encanto gallego

Ourense es una ciudad que se siente antes de verse. A orillas del río Miño, con puentes milenarios, termas centenarias y un casco histórico que late en cada piedra, invita a pasear sin prisa. Esta ciudad gallega —a menudo subtitulada “la ciudad del agua”— combina la calidez humana de sus gentes con siglos de historia rica y diversa. Desde los vestigios romanos hasta las plazas vibrantes repletas de tapas, Ourense promete una experiencia que es a la vez relajante, emocionante y profundamente auténtica.

Panorámica de la ciudad de Ourense, con la Catedral de San Martín como punto focal
Panorámica de la ciudad de Ourense, con la Catedral de San Martín como punto focal

Caminar por Ourense es adentrarse en un relato donde cada rincón revela algo único: una ventana con geranios, una fachada medieval al sol, el murmullo constante de manantiales ocultos. Su posición estratégica en el corazón de Galicia la convierte en punto de partida ideal para explorar la región, con San Juan de la Peña en la memoria, pero con un carácter propio inconfundible.

Historia, termas y rincones con alma

El latido histórico de Ourense

Los orígenes de Ourense se remontan a la antigüedad, cuando los romanos se asentaron en este enclave atraídos por la abundancia de aguas termales que brotan de su subsuelo. La ciudad, conocida entonces como Auria, se convirtió en un punto estratégico dentro de la red de comunicaciones del noroeste peninsular, especialmente tras la construcción del puente romano sobre el río Miño, una obra clave para el comercio y la movilidad.

Bajo el dominio romano, Ourense creció en torno a las termas, concebidas no solo como espacios de higiene, sino también como lugares de encuentro social, una tradición que ha perdurado hasta nuestros días y que define la identidad de la ciudad.

Durante la Edad Media, Ourense adquirió un notable peso religioso y político, estrechamente ligado a su obispado. En este periodo se levantó la Catedral de San Martín, uno de los grandes ejemplos del románico gallego, impulsada por obispos que convirtieron la ciudad en un centro de poder e influencia. Entre las figuras más relevantes destaca el obispo Don Lorenzo, que en el siglo XIII consolidó la autoridad eclesiástica y favoreció el desarrollo urbano. Las murallas, las iglesias y el trazado del casco histórico reflejan una ciudad que se reorganiza en torno a la fe, el comercio y la protección de sus habitantes.

En la Edad Moderna y Contemporánea, Ourense vivió etapas de transformación marcadas por la cultura y la literatura. A finales del siglo XIX y comienzos del XX, la ciudad se convirtió en foco intelectual de Galicia, vinculada a figuras como Vicente Risco, pensador y escritor clave del galleguismo, o Eduardo Blanco Amor, autor profundamente ligado a la ciudad, cuya obra retrató con mirada crítica y poética la vida ourensana. Estos personajes contribuyeron a proyectar la imagen de Ourense más allá de sus fronteras, consolidando su papel como ciudad de pensamiento, tradición y memoria viva dentro de Galicia.

El casco histórico es un laberinto encantador de calles empedradas, iglesias románicas y palacetes renacentistas. La Catedral de San Martín, con su imponente fachada y su claustro tranquilo, se yergue como símbolo de la ciudad y de su evolución a través del tiempo. Construida entre los siglos XII y XIII, combina estilos y detalles que la hacen una joya arquitectónica y espiritual.

Catedral de Ourense, también conocida como la Catedral de San Martín de Tours
Catedral de Ourense, también conocida como la Catedral de San Martín de Tours

Termas: pasión, historia y bienestar

Ourense es sinónimo de aguas termales. Desde épocas prerromanas y romanas, estas aguas han sido un imán para quienes buscan descanso, salud o simplemente disfrutar de un momento único. Las pozas termales al aire libre, como las de Outariz y As Burgas, son un espectáculo natural y social: bañarse aquí significa mezclarse con la vida local, sumergirse en una tradición que une generaciones.

Las Burgas, manantial histórico en pleno centro, brotan con fuerza constante. Su vapor, su calor y su olor mineral cuentan historias de siglos. Todavía hoy, paseantes y turistas se detienen para sentir en la piel esa sensación ancestral de bienestar. Estas fuentes de agua caliente fueron centro de la vida urbana desde la antigüedad y hoy continúan siendo uno de los grandes atractivos de la ciudad.

Los cañones del río Sil

Los cañones del río Sil constituyen uno de los paisajes más espectaculares del interior de Galicia y una de las grandes joyas naturales de la provincia de Ourense. A lo largo de kilómetros, el río se encaja entre paredes de roca que alcanzan alturas vertiginosas, creando un escenario de belleza sobrecogedora donde la naturaleza se impone con fuerza. Este territorio, moldeado durante milenios, ha marcado el carácter de la provincia y se ha convertido en una de las escapadas imprescindibles desde la ciudad de Ourense para quienes buscan paisajes únicos y contacto directo con el entorno natural.

La relación entre Ourense y los cañones del Sil es histórica y profunda, especialmente a través de la tradición vitivinícola. En las empinadas laderas del cañón se practica desde época romana la llamada viticultura heroica, un esfuerzo humano que ha dado lugar a los vinos de la Ribeira Sacra, una de las denominaciones más prestigiosas de Galicia. Durante siglos, la ciudad de Ourense ha sido punto de paso, comercio y difusión de estos vinos, consolidándose como puerta de entrada natural a este territorio donde el trabajo del hombre se funde con un paisaje extremo.

Cañones del río Sil, una garganta natural situada entre las provincias de Lugo y Ourense
Cañones del río Sil, una garganta natural situada entre las provincias de Lugo y Ourense

Hoy, los cañones del Sil representan para Ourense un valor turístico, cultural y emocional de primer orden. Desde la ciudad parten rutas, miradores y excursiones fluviales que permiten descubrir este espacio protegido desde múltiples perspectivas, ya sea desde lo alto de los miradores o navegando por el río. Para muchos visitantes, comprender Ourense pasa por adentrarse en el Sil: un río que no solo ha esculpido la piedra, sino también la identidad, la economía y la memoria colectiva de toda la provincia.

Puentes, paseos y miradores

Ourense se asienta sobre el río Miño, y sus puentes son testigos silenciosos del paso del tiempo. El Puente Romano, a veces llamado Puente Viejo, es una invitación a cruzar el río y contemplar la ciudad desde otra perspectiva. Más moderno, el Puente del Milenio se alza sobre el río Miño como uno de los símbolos más contemporáneos de Ourense, marcando el cambio de siglo y la modernización de la ciudad. Inaugurado en el año 2001, su diseño rompió con la imagen clásica de los puentes históricos ourensanos, apostando por una estructura estilizada y una pasarela elevada en forma de anillo que ofrece vistas privilegiadas del cauce del río y del casco urbano. Desde lo alto, el Miño se muestra sereno, y el puente se convierte en un mirador inesperado que invita a detenerse y contemplar la ciudad desde otra perspectiva.

Puente del Milenio en Ourense, España, de noche
Puente del Milenio en Ourense, España, de noche

Una de las anécdotas más comentadas desde su inauguración fue precisamente esa pasarela circular, que muchos vecinos miraron con escepticismo al principio, preguntándose por su utilidad real. Con el tiempo, se transformó en uno de los rincones más fotografiados del puente, especialmente al atardecer, cuando la luz tiñe el río de tonos dorados. Hoy, correr, pasear o simplemente asomarse desde ese anillo es casi un pequeño ritual urbano, una forma simbólica de “dar la vuelta” al Miño y despedir el día, integrando arquitectura contemporánea y vida cotidiana en el paisaje de Ourense.

Desde los paseos fluviales se siente el pulso tranquilo de la ciudad. Bajar hasta el río al caer la tarde, ver las barcas deslizarse suavemente o simplemente sentarse en una terraza con vistas, es uno de esos placeres sencillos que Ourense regala sin esfuerzo.

Plazas y vida local

La Praza Maior es el auténtico corazón urbano de Ourense, un espacio donde la historia y la vida cotidiana se encuentran a cualquier hora del día. De origen medieval, esta plaza ha sido tradicionalmente el centro social, comercial y político de la ciudad, acogiendo mercados, celebraciones y acontecimientos públicos a lo largo de los siglos. Su singular pendiente, poco habitual en plazas mayores, le otorga una personalidad propia y la convierte en un escenario vivo, en constante movimiento, donde el ir y venir de vecinos y visitantes marca el ritmo de la ciudad.

Rodeada de soportales y edificios históricos, la Praza Maior es hoy un punto de encuentro imprescindible para entender el pulso de Ourense.

Terrazas, cafeterías y pequeños comercios llenan el espacio de conversaciones y sobremesas que se alargan sin prisa, especialmente al caer la tarde. Desde aquí parten muchas de las calles más emblemáticas del casco antiguo, lo que la convierte en el lugar ideal para comenzar a descubrir la ciudad, observar su día a día y sentir esa mezcla de calma y vitalidad que define a Ourense.

La Iglesia de Santa Eufemia es uno de los templos más singulares de Ourense y un claro ejemplo del barroco gallego con personalidad propia. Construida entre los siglos XVII y XVIII, su fachada sorprende por la armonía de líneas y la sobriedad decorativa, en contraste con la riqueza interior que aguarda al visitante. Situada en pleno casco histórico, muy cerca de la catedral, esta iglesia ha sido durante siglos un punto de referencia espiritual y urbano, integrándose de forma natural en la vida cotidiana de la ciudad.

Iglesia de Santa Eufemia en Ourense
Iglesia de Santa Eufemia en Ourense

Más allá de su valor arquitectónico, Santa Eufemia guarda una profunda vinculación con la tradición jacobea y con la devoción popular. Durante mucho tiempo fue lugar de acogida para peregrinos que atravesaban Ourense camino de Santiago, y aún hoy conserva ese aire de refugio tranquilo en medio del bullicio urbano. Una de sus curiosidades más comentadas es la escultura de la santa titular, asociada a antiguas leyendas de protección frente a enfermedades, lo que explica la especial veneración que históricamente le han profesado los vecinos de Ourense.

A pocos pasos, las calles adyacentes esconden pequeños bares de tapas, confiterías tradicionales, galerías de arte y rincones que esperan ser descubiertos. Cada esquina invita a una pausa, a probar un vino albariño o un pincho típico gallego, acompañado siempre de la hospitalidad de la gente ourensana.

Dónde dormir, comer y cómo llegar

Dónde alojarse

Ourense ofrece alojamientos para todos los gustos. En el casco histórico, pequeños hoteles boutique y pensiones con encanto permiten vivir la ciudad a pie. Cerca del río, cadenas hoteleras y alojamientos con vistas al Miño combinan comodidad con paisaje. La oferta va desde estancias con spa termal integrado hasta opciones más económicas, todas con fácil acceso a pie a los principales puntos de interés.

Gastronomía local

La cocina de Ourense es un reflejo de Galicia: productos frescos, sabores intensos y preparaciones que celebran la esencia del territorio. En tabernas y restaurantes tradicionales se degustan pescados de río y mar, carnes de calidad, hortalizas de la zona y, por supuesto, quesos y postres artesanales. El vino albariño, godello y mencía acompañan cada comida, realzando sabores y brindando por la buena vida.

Tapear en Ourense es casi un arte: desde raciones de pulpo a feira hasta empanadas caseras, pasando por grelos y lacón con cachelos, cada bocado conecta con la tradición gallega. Las plazas y calles peatonales se llenan de vida al caer la tarde, cuando locales y visitantes comparten sobremesas que parecen no tener prisa por acabarse.

Cómo llegar

Ourense está bien conectada por tren, carretera y autobús con las principales ciudades de Galicia y España. La estación de tren de Ourense-Empalme recibe servicios de alta velocidad, acercando la ciudad a destinos como Vigo, Santiago de Compostela o Madrid en pocas horas. Por carretera, la red de autovías facilita el acceso desde todos los puntos de la región. Una vez en la ciudad, el casco histórico y la mayoría de atracciones son fácilmente accesibles a pie.