Brujas, un cuento de hadas, en el corazón de Flandes

La historia de Brujas

Brujas ha sido ciudad desde el siglo XI. Hacia el año 1050, la constante sedimentación fue cerrando la importante salida al mar de la ciudad, pero, por suerte, una tormenta en 1134 creó un canal natural de salida al mar y Brujas volvió a cobrar protagonismo comercial. Este hecho y la importante y emergente industria de la lana, hizo que la ciudad creciese enormemente, construyéndose sus murallas bajo el patronazgo de los Condes de Flandes. La entrada de la ciudad en la Liga Hanseática, una federación de comercio de ciudades de los Países Bajos, Alemania y Escandinavia, trajo más beneficio aún a una ciudad que se convertiría en una de las más ricas de Europa.

La entrada de Flandes como parte del Reino de Francia en 1297, y la resistencia a aceptar las políticas provenientes de la corona francesa por parte de los flamencos, resultó en un aumento de las tensiones sociales, las cuales empeoraron con la encarcelación por parte de Felipe IV de Francia del Conde de Flandes y el nombramiento de un nuevo gobernador.

El 18 de mayo de 1302, tras haber sido expulsados de sus hogares para poder acoger las a las tropas del ejército francés, el pueblo de Brujas volvió a la ciudad, instigados por Jan Breydel y Pieter de Coninck, y asesinó todo francés que encontraron. Cuenta la leyenda que identificaban a los franceses haciéndoles pronunciar la frase “schild ende vriend” (escudo y amigo), una frase muy identificativa por la pronunciación de los habitantes de la región. Al parecer, los franceses tenían muchas dificultades en pronunciar el sonido [sx] de schild. Dicha masacre es conocida como los Maitines de Brujas.

El Ayuntamiento de Brujas
El Ayuntamiento de Brujas

Felipe IV de Francia envió un gran número de soldados para acabar con los insurrectos, enfrentándose a ellos y a las fuerzas del Conde de Flandes en la batalla de las Espuelas de Oro, en la que los franceses sufrieron una dolorosa derrota.

El establecimiento de Felipe III El Bueno con su corte en Brujas, trajo una prosperidad cultural importante a la ciudad en el siglo XV. En esta época vivieron su exilio en Brujas personajes tan ilustres como Ricardo III y Eduardo IV de Inglaterra. También en esta época William Caxton imprimió en Brujas el primer libro en inglés impreso. A partir del siglo XVI, tal y como ocurrió seis siglos antes, los sedimentos cerraron sensiblemente el canal abierto, por lo que el poder económico de la ciudad sufrió un serio revés. Hoy en día, Brujas es una ciudad muy interesante, parece sacada de un cuento para niños.

Hace 800 años, Brujas era la primera gran capital del Condado de Flandes y una de las principales ciudades comerciales de Europa. Actualmente, dentro de las murallas de la ciudad se puede contemplar una enorme cantidad de monumentos y tesoros artísticos.

El encanto de Brujas, una ciudad especial

Brujas (Brugge en neerlandés, Bruges en francés) proviene del noruego antiguo «Bryggia» (puentes, muelles, atracaderos). Es la capital de la región belga de Flandes Occidental y está situada en el extremo noroeste de Bélgica a 90 kilómetros de la capital Bruselas. Brujas, a sólo una hora en tren de Bruselas, entusiasma a todos por igual. Las vistas de sus canales, sus edificios históricos, su aire romántico, dejarán huella en nuestra memoria.

Las murallas, torres y puertas de acceso a la ciudad medieval se conservan prácticamente intactas. Desde hace algunos años el tráfico de vehículos se regula en favor de los peatones. Por eso es recomendable dejar el coche en alguno de los lugares de aparcamiento, situados a un paso del centro. La forma más adecuada de visitar Brujas es a pie para poder disfrutar pausadamente de todos sus encantos. También se puede optar por un paseo en barca recorriendo sus canales medievales, durante el cual se podrá contemplar la belleza de esta ciudad con una perspectiva diferente.

Los canales de Brujas
Los canales de Brujas

El corazón de Brujas se encuentra en el Grote Markt o Plaza Mayor, circundada por espléndidas fachadas como las del Palacio Provincial, el salón de los tejidos o » De Lakenhalle» y el imponente monumento conocido como Atalaya, símbolo de la libertad y de la autonomía de Brujas. En la Basílica de la Santa Sangre, del siglo XII, situada en el fortín (Burg), se guarda la reliquia de la Santa Sangre de Jesucristo. La Catedral de San Salvador, por su parte, es la iglesia parroquial más antigua de Brujas. La Iglesia de Nuestra Señora tiene la torre de ladrillo más alta de la ciudad.

Otro lugar muy interesante es el Centro y Escuela de Encaje, donde se puede aprender a hacer encaje de bolillos y visitar el museo. Otra de las visitas imprescindibles en Brujas es su apacible Beaterio, una reminiscencia de la Edad Media en pleno corazón de la ciudad.

Brujas también tiene un aspecto actual y dinámico: en 2002 fue Capital Cultural Europea, lo que sirvió para revitalizar la ciudad y poner en marcha una serie de proyectos de la máxima actualidad, como su nuevo Auditorio o Concertgebouw, una impresionante sala de conciertos, con un variado programa de actuaciones y conciertos.

Brujas nos sorprenderá por su nutrido calendario de acontecimientos culturales. Uno de los más llamativos es la Procesión de la Santa Sangre, al final de la primavera. También valen la pena las Fiestas de los Canales, o «Reiefeesten», que se celebran cada tres años y rememoran la época medieval en Brujas. Durante el famoso Cactus Festival, que tiene lugar en el romántico parque Minnewater, se pueden escuchar conciertos de blues, reggae y música étnica.

Si se busca una alternativa a las rutas más frecuentadas, en las afueras de Brujas encontraremos tranquilos senderos, verdes prados y coloridos paisajes, o localidades tan preciosas como Damme, a sólo 30 minutos en barco por uno de los canales más bellos de Flandes.