Bunbury triunfa en una misión imposible: tomar el Palacio de los Deportes de Madrid.

Dentro de la gira «Las Consecuencias», ayer 1 de diciembre, Bunbury llegaba a Madrid. Con un pabellón reconvertido en patio de butacas, donde sólo los más cercanos al escenario podían de verdad sentir lo que es un concierto de rock, el ambiente no presagiaba nada bueno. Y eso que los seguidores de Bunbury son fieles , sombreros, camisetas, buen rollo y ganas de rock&roll lo demuestran.
El personal que religiosamente había pagado su entrada se encontraba con asombro en la planta seis del Palacio, a cien metros del escenario, sin pantallas donde mirar y echando de menos los prismáticos. Cuando el concierto comenzó, los presagios se cumplieron: aquel puntito en la lejanía era Bunbury, quien además comenzó la velada con las cinco canciones más flojas del repertorio (no por flojas sino por menos conocidas y «queridas»). Temas de «Las Consecuencias», pulcras pero sin más intención… Las Consecuencias, Ella Me Dijo Que No, De Todo El Mundo, Frente a Frente y Los Habitantes pasaron sin pena ni gloria. Algo tenía que cambiar. La gente comenzaba a mosquearse…

El juego luces era bueno, pero para un teatro, no para un graderío lejano. El sonido no llegaba a la parte alta del pabellón, problemas… pero Bunbury dio un paso al frente y aceleró a las ocho mil personas con temas más «calientes»: Enganchado a Ti, El Extranjero (siempre funciona), Desmejorado (Rapahel tiene digno sucesor), Bujías Para El Dolor (caña de la buena), Hay Muy Poca Gente, Senda (homenaje a Héroes), Que Tengas Suertecita, Sólo Si Me Perdonas, Sácame de Aquí (preciosa), Sí, Infinito (gran versión), Apuesta por el Rocanrol (el clásico con el que la gente se volvió loca) y la tanda de Bises: El Anzuelo, El Hombre Delgado Que No Flaqueará Jamás (más aprovechada que en el disco de estudio), Lady Blue, El Boxeador, Puta Desagradecida (genial) y, para terminar, El Viento A Favor.

Con sus músicos de siempre, los Santos Inocentes, Álvaro Suite (guitarras), Roberto Castellanos (bajo), Jorge ‘Rebe’ Rebenaque (hammond, teclados y acordeón), Ramón Gacías (batería) y Jordi Mena (guitarras), Bunbury dio un concierto que supo a poco, poco no por él, sino porque el sitio no era el correcto. Pero Bunbury es grande, muy grande y llena el recinto que pisa, ayer tenía una misión imposible: y salió airoso. Como además es listo, sabrá escoger otro recinto mejor para próximas ocasiones.

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