Ampudia y su castillo, referente cultural de Castilla y León

[dropcap]E[/dropcap]l castillo de Ampudia es una de las fortalezas mejor conservadas, guarda impresionantes colecciones de arte y sus tesoros forman parte del tesoro patrimonial de Castilla y León. El coleccionista Eugenio Fontaneda fue el artífice de esta realidad cultural que duerme tras los muros del castillo de Ampudia, en plena Tierra de Campos.

El castillo de Ampudia fue ocupado en un principio, sobre el año 1298, por don Juan Núñez de Lara y en él fue sitiado por las tropas de María de Molina, haciendo huir a Juan Núñez hacia Torrelobatón en busca de refugio. Algún tiempo mas tarde perteneció a doña Isabel de Meneses, mujer de don Juan Alfonso de Albuquerque. Pasó luego a manos de don Sancho, hermano bastardo de del rey Pedro I el Cruel, por causa de disputas de los anteriores propietarios con el rey, en las que estuvo implicada María de Padilla.

En el siglo XV es propiedad de Sancho de Rojas, obispo de Palencia y arzobispo de Toledo, y después pasa a los condes de Salvatierra, uno de los cuales, Pedro de Ayala, hombre de carácter tempestuoso, perdió su posesión en la guerra de los Comuneros a favor del Condestable de Castilla que lo conquistó.

El tesoro del castillo de Ampudia
El tesoro del castillo de Ampudia

Padilla y Acuña decidieron contraatacar para devolver la fortaleza al de Salvatierra, partidario acérrimo de los Comuneros, los cuales consiguieron su objetivo no sin antes haber causado gran destrozo en los muros a base de cañonazos y más artillería. Al mismo tiempo cercaban y conquistaban también la plaza y el castillo de Torremormojón con los mismos resultados favorables a la causa.

En el año 1532 se sabe que Francisco de Guzmán fue su alcalde y que tres años mas tarde lo fue Diego de Barahona. El recinto defensivo, uno de los más lujosos alcázares de Castilla, según descripciones antiguas, fue levantado sobre un pequeño montículo que destaca sobre el terreno. Estuvo rodeado por una muralla exterior de la que aún hoy podemos contemplar alguno de sus torreones.

El edificio es de construcción posterior a estas murallas y está rodeado por un foso seco, al menos actualmente, Franqueado por un pequeño puente cortado sobre el que se apoyaba el puente levadizo. Sobre éste se abre la puerta principal con arco de medio punto, franqueada con atalayeras y matacanes, y en ella podemos contemplar los escudos de armas de los Medinaceli y de los Lerma.

Sus muros están defendidos por cubos almenados, rematados por plataformas y resguardos por antepechos y parapetos. El cuerpo principal va rodeado por dos líneas de defensa, constituidas por la barbacana en combinación con el foso mencionado. En los muros exteriores, coronados por almenas, hay algunos pabellones sobre canes abiertos en círculos y remates cónicos.

Desde el paseo de la reina, que es la terraza ubicada sobre lo alto de la fortaleza, se accede a la torre del homenaje, también llamada del Malpique, sobre la que se establecía el punto principal de la vigía. Está situada esta torre al lado de una de las esquina de la planta, guardadas todas ellas por torreones, uno de los cuales fue derribado por un rayo a principios de siglo.

Los volúmenes arquitectónicos posteriores fueron dedicados a dependencias propiamente militares, mientras los delanteros lo fueron a viviendas de palacio.  El interior del castillo de Ampudia, de connotaciones y aspecto mucho menos militar que su exterior, es de traza ojival de transición, con ornamentación muy del gusto gótico flamígero y rematada con artesonados recién ensambladura, los cuales completan la restauración de la que fue objeto el inmueble en los años sesenta por parte de la familia Fontaneda, actual propietaria del inmueble.

El foso del castillo de Ampudia está vacío y por las almenas no pasea ningún centinela. Sin embargo, ventanales, chimeneas y salones indican que las dependencias están habitadas. En su laberíntico trazado se han construido varias casas dentro de una misma casa. Es una muñeca rusa multiplicada hacia el infinito que sorprende por los variados colores de sus vestidos. Aquí dentro duerme la memoria del pasado de Tierra de Campos y resucita la Edad del Bronce, del Hierro, de Roma, del mundo visigodo y de culturas milenarias ya desaparecidas.

Tampoco sorprendería imaginarse a un hombre limpiando sus armas de fuego frente a una de las torres, listo para iniciar el combate. Pero hay una leyenda que alguien se inventó, fruto de la magia que desprenden los castillos de cuentos: todos aseguran que hay una señora rezando arrodillada sobre un reclinatorio, rodeada de velas encendidas y tapices rojos. Pero es una señora diminuta, que mide cinco centímetros porque está dentro de una casa de muñecas. Al final del pasillo, dicen que se oye música y nadie la toca, pero alguien ha visto cajas de música, organillos y fonógrafos. Y los señores del castillo medieval bajan de vez en cuando a la botica y curan sus males y bienes con más esperanza que ciencia.

El castillo de Ampudia no está encantado pero sí tiene encanto. Seis siglos después de su construcción se ha convertido en una de las referencias culturales de Castilla y León. Cultural porque pocas dependencias concentran un número tan variado de piezas y estilos artísticos: salas de arqueología, arte sacro, juguetes, farmacia, sala de armas y aparatos musicales, sala de etnografía y artes populares y un austero patio de armas.

El castillo de Ampudia, construido en el siglo XV, es hoy propiedad de la familia Fontaneda, heredera de un impresionante legado cultural atesorado por Eugenio Fontaneda desde hace más de 50 años. Exquisito coleccionista y amante de la arqueología, convirtió este castillo señorial castellano en guardián de sus piezas desde principios de los años 70. Una cita con el arte y el patrimonio que, cuando termina en el castillo, continúa en la misma localidad de Ampudia, en plena Tierra de Campos palentina.

Más información
Ayuntamiento de Ampudia

Plaza San Miguel, 2. 34191
Tel: 979 768 025
Web: www.ampudia.es

Nuestro agradecimiento a la Junta de Castilla y León – Dirección General de Turismo.