Diez cosas que tienes que hacer si viajas a Pekín

Al aterrizar en Pekín se siente esa mezcla de expectación y vértigo que solo producen las grandes capitales capaces de marcarte para siempre. Es una sensación que uno percibe incluso antes de salir del aeropuerto: la magnitud, el ritmo y esa energía difícil de definir que solo tienen las ciudades que han sido el centro del mundo durante siglos. Pekín —o Beijing, como se denomina oficialmente— no es simplemente un destino turístico; es un viaje en el tiempo, un inmenso mosaico de historia imperial, poder político, modernidad descomunal y tradiciones que sobreviven en cada callejón, en cada gesto y en cada aroma que se escapa de una cocina humeante.

Ya desde la carretera que te conduce al centro comprendes que estás entrando en un universo propio. Los seis anillos de circunvalación que rodean la ciudad funcionan como fronteras simbólicas, capas que revelan la evolución del país: desde los rascacielos de vidrio que parecen competir por el cielo, hasta los barrios de hutongs donde la vida cotidiana sigue un ritmo pausado, casi familiar. Pekín es una ciudad que puede intimidar, pero también es una de esas ciudades que se esfuerzan por mostrarte su alma si le dedicas tiempo, pasos y curiosidad.

Una capital que ha sido imperio, república y gigante global

Para entender Pekín hay que aceptar que es un lugar construido sobre la historia, pero también sobre la voluntad política de un país de dimensiones colosales. Su pasado se remonta a milenios, pero su forma actual nace en gran parte durante la dinastía Yuan, en el siglo XIII, cuando Kublai Kan decidió establecer aquí su capital. Le siguieron los Ming y los Qing, quienes dieron forma a la ciudad imperial que hoy asombra al visitante: la Ciudad Prohibida, el Templo del Cielo, los jardines imperiales, los templos, los parques y las avenidas ceremoniales.

Cada dinastía dejó una capa, un símbolo. La Ciudad Prohibida, por ejemplo, no era solo la residencia del emperador: era un microcosmos político, una arquitectura pensada para impresionar, controlar y mostrar la supremacía del poder celestial. Verla hoy desde la colina del parque Jingshan, con los tejados dorados extendiéndose en perfecta simetría, es uno de los momentos que justifican viajar a Pekín.

León guardián chino, comúnmente conocido en Occidente como perro Fu (Foo dog)
León guardián chino, comúnmente conocido en Occidente como perro Fu (Foo dog)

Durante siglos, Pekín fue un centro de decisiones que afectaban a millones de personas, y aún lo es. En 1949 se convirtió en la capital de la República Popular China, marcando un nuevo capítulo que transformaría radicalmente su fisonomía. Las grandes avenidas, la Plaza de Tiananmén, los edificios gubernamentales y la arquitectura socialista de mediados del siglo XX conviven hoy con la vanguardia arquitectónica del siglo XXI. Rascacielos como el China Zun, el emblemático «Edificio del Pantalón» (CCTV Headquarters) o el Distrito Artístico 798 reflejan esa dualidad china que combina tradición y modernidad a un ritmo vertiginoso.

Una geografía pensada para el movimiento y la monumentalidad

Pekín se extiende por la llanura del norte de China, protegida por montañas en tres de sus flancos y abierta hacia el sur. Esa geografía explica en parte su clima extremo: veranos calurosos y húmedos, e inviernos secos y muy fríos. Pero también explica su importancia estratégica: estar en la intersección de rutas comerciales permitió que floreciera como capital política, militar y económica.

La ciudad se estructura en forma de anillos concéntricos que ayudan a orientarse, aunque es fácil perder la escala de Pekín si uno no está acostumbrado a ciudades de esta magnitud. Cada anillo reúne mundos distintos: en el segundo conviven los hutongs tradicionales con tiendas de diseño; en el tercero viven muchos expatriados; y hacia el cuarto y el quinto la ciudad se abre, alcanza complejos residenciales, instituciones culturales y parques inmensos en los que miles de personas practican tai chi al amanecer.

Más allá del sexto anillo, Pekín se vuelve rural, casi inesperadamente. Allí están las montañas y las secciones menos conocidas de la Gran Muralla, esas que te dejan sin aliento no solo por su pendiente, sino por la sensación de estar caminando sobre un dragón de piedra que atraviesa China desde hace dos mil años.

Pekín, ciudad de contrastes y rituales

A pesar de ser una de las mayores megaciudades del planeta, Pekín conserva algo profundamente humano: sus rituales diarios. A primera hora de la mañana, cuando las calles aún están tranquilas, verás a grupos de vecinos practicando danza, gimnasia, artes marciales o simplemente socializando en los parques. Es una costumbre que permanece intacta, un espacio de convivencia comunitaria que sorprende a los viajeros occidentales.

En contraste, el bullicio de sus avenidas principales recuerda la velocidad con la que avanza China. La cantidad de bicicletas eléctricas, motos, coches y autobuses que se mueven a todas horas es abrumadora, pero también es parte de la identidad visual de la ciudad. Ese caos organizado —a veces desconcertante— es uno de los rasgos distintivos de Pekín.

Una ciudad que se vive por capas

En Pekín no se viaja solo para ver monumentos. Se viaja para sentir cómo conviven el pasado y el presente, para probar sabores que van desde el pato laqueado hasta los platos picantes de Sichuan, para perderse en mercados nocturnos donde se mezclan aromas, voces y luces. Cada barrio es una historia distinta: Sanlitun es el Pekín moderno y nocturno; Gulou es el Pekín de los hutongs y la vida tradicional; Chaoyang es el Pekín diplomático e internacional; y Xicheng es el Pekín histórico y político.

Y aunque su tamaño pueda abrumar, la ciudad está diseñada para que el visitante pueda moverse con relativa facilidad. El metro es uno de los más grandes y eficientes del mundo, y los taxis y apps de transporte ayudan enormemente en los trayectos más largos. Como viajero, conviene aceptar que las distancias son enormes, pero también que cada traslado te permite comprender un poco más la escala y el carácter de esta ciudad monumental.

Por qué Pekín enamora al viajero

Porque es una ciudad que exige y recompensa. Necesita tu energía, pero te devuelve identidad, historia, cultura, tradición, modernidad y una sensación de haber estado en uno de los corazones del mundo. Y cuando uno recuerda sus viajes, siempre quedan esos lugares que han dejado huella no solo por lo que has visto, sino por lo que te han hecho sentir. Pekín es uno de ellos.

En los próximos bloques descubriremos las diez experiencias imprescindibles que marcan el viaje y, finalmente, los consejos prácticos para sacar el máximo partido a tu estancia, saber dónde alojarte, cómo moverte y cómo aprovechar cada minuto en esta fascinante capital.

Las diez experiencias imprescindibles que definen un viaje a Pekín

Pekín es una ciudad monumental, capaz de mezclar siglos de historia con la potencia urbana de una capital global. Para entenderla de verdad, no basta con recorrer sus avenidas o admirar sus palacios; hay que descubrir sus rincones simbólicos, sus espacios de poder y sus paisajes culturales. Este bloque reúne diez experiencias imprescindibles, seleccionadas para mostrar tanto el Pekín clásico como el Pekín contemporáneo, aquel que continúa reinventándose sin renunciar a su esencia.

1. Recorrer la Ciudad Prohibida, el corazón del imperio

Visitar la Ciudad Prohibida es adentrarse en el centro político y ceremonial de China durante casi cinco siglos. Este vasto conjunto palaciego, declarado Patrimonio de la Humanidad, impresiona por su simetría, sus patios monumentales y sus salones imperiales concebidos para expresar el poder absoluto de la dinastía Ming y posteriormente la Qing.

Complejo del Palacio Imperial, también conocido como la Ciudad Prohibida
Complejo del Palacio Imperial, también conocido como la Ciudad Prohibida

Sus muros rojos y tejados dorados conservan la solemnidad de un pasado en el que el emperador era considerado el “Hijo del Cielo”. Atravesar la Puerta del Mediodía y avanzar hasta el Salón de la Armonía Suprema permite apreciar la escala monumental con la que se construyó este microcosmos político.

Vista de una de las torres de vigilancia de la esquina y el foso que rodea la Ciudad Prohibida en Beijing (Pekín)
Vista de una de las torres de vigilancia de la esquina y el foso que rodea la Ciudad Prohibida en Beijing (Pekín)

La visita completa requiere varias horas, pero resulta imprescindible para comprender la historia y la cultura ceremonial que moldearon la China tradicional.

2. Contemplar Pekín desde la colina del Parque Jingshan

Justo al norte de la Ciudad Prohibida se eleva la colina artificial de Jingshan, creada con la tierra extraída de los fosos imperiales. Desde su mirador principal se obtiene una de las panorámicas más impresionantes de la ciudad, con los tejados imperiales extendiéndose hacia el horizonte y los modernos rascacielos asomando a lo lejos.

Es uno de los espacios más simbólicos para comprender cómo conviven el Pekín clásico y el Pekín contemporáneo. A primera hora de la mañana, el parque suele llenarse de grupos locales practicando tai chi, danza y ejercicios tradicionales, aportando una atmósfera cultural muy característica.

3. Caminar por los hutongs: el Pekín tradicional

Los hutongs son el alma de la ciudad histórica. Estos barrios de callejones estrechos y viviendas tradicionales (siheyuan) representan la vida cotidiana que ha perdurado durante siglos. Pasear por ellos permite descubrir un Pekín íntimo, donde los vecinos charlan en la puerta de casa, las tiendas familiares sobreviven al paso del tiempo y las bicicletas siguen siendo el transporte preferido.

Zonas como Nanluoguxiang, Shichahai o los alrededores de la Torre del Tambor y la Torre de la Campana ofrecen algunos de los mejores ejemplos. Cada hutong conserva su propio carácter, su ritmo y su identidad; algunos son más comerciales, otros mantienen un ambiente local que muestra un Pekín alejado de los grandes bulevares.

4. Admirar el Templo del Cielo, la obra maestra del simbolismo chino

El Templo del Cielo es una de las construcciones más refinadas y espirituales del país. Aquí los emperadores rendían tributo al Cielo para asegurar buenas cosechas y la estabilidad del reino. Su estructura circular, sus detalles en azul y oro y la simetría perfecta de sus espacios reflejan la precisión ritual que caracterizó a la China imperial.

Templo del Cielo (Tian Tan), un complejo de edificios religiosos imperiales situado en el sureste del centro de Pekín
Templo del Cielo (Tian Tan), un complejo de edificios religiosos imperiales situado en el sureste del centro de Pekín

Además del emblemático salón de oración, el parque que lo rodea es uno de los espacios públicos más animados de la ciudad. Cada mañana se convierte en un gran escenario comunitario en el que se practican ejercicios, juegos tradicionales y actividades culturales.

5. Pasear por la Plaza de Tiananmén, una de las mayores del mundo

Con sus 440.000 metros cuadrados, la Plaza de Tiananmén es un hito urbano y político. Aquí se encuentran el Mausoleo de Mao Zedong, el Museo Nacional de China y la Puerta de la Paz Celestial, entrada histórica de la Ciudad Prohibida. La plaza funciona como eje simbólico del país, escenario de eventos oficiales y celebraciones nacionales.

Su grandeza y su geometría transmiten la importancia que ha tenido en la historia reciente de China. Es uno de los espacios más fotografiados —y también más vigilados— del país.

6. Ascender a la Gran Muralla en Mutianyu o Jinshanling

La Gran Muralla es uno de los iconos más reconocibles del planeta, y visitar una de sus secciones cercanas a Pekín es una experiencia inolvidable. Mutianyu destaca por su excelente estado de conservación y su entorno montañoso, mientras que Jinshanling es la opción perfecta para quienes desean tramos más tranquilos y paisajes más amplios.

Sección de la Gran Muralla China, una antigua fortificación militar reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO
Sección de la Gran Muralla China, una antigua fortificación militar reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO

Ambas muestran la magnitud y la complejidad de una construcción que, más que un muro, es un sistema defensivo que se extiende durante miles de kilómetros. Las vistas desde sus torres permiten comprender la importancia militar y simbólica de esta obra colosal.

7. Explorar el Palacio de Verano, la joya paisajística de Pekín

El Palacio de Verano es un conjunto de jardines, pabellones y lagos pensado como refugio estival de la corte imperial. El lago Kunming, la Colina de la Longevidad, los pabellones ceremoniales y el famoso Corredor Largo forman un entorno de gran belleza paisajística.

Calle Suzhou en el Palacio de Verano de Pekín, China
Calle Suzhou en el Palacio de Verano de Pekín, China

Es uno de los lugares más agradables para pasear, especialmente en primavera y otoño. Su mezcla de arte, arquitectura y naturaleza lo convierte en un ejemplo perfecto del paisajismo chino tradicional.

8. Descubrir el distrito 798, el Pekín artístico y contemporáneo

El distrito artístico 798 es un contraste total respecto al Pekín histórico. Ubicado en antiguas fábricas de estilo soviético, se ha convertido en un espacio vibrante de galerías, arte urbano, diseño y cultura contemporánea. Aquí se concentran exposiciones, talleres y proyectos creativos que muestran la evolución cultural de la China actual.

Es también uno de los mejores lugares para entender cómo la capital abraza la creatividad moderna y el diálogo entre tradición e innovación.

9. Probar el auténtico pato laqueado

El pato laqueado de Pekín es uno de los platos más representativos de la gastronomía china. Su elaboración, horneado y presentación siguen técnicas cuidadas que han pasado de generación en generación. Restaurantes emblemáticos como Quanjude o Da Dong ofrecen versiones tradicionales y contemporáneas de este plato histórico.

Más que una comida, es una experiencia cultural que forma parte del viaje gastronómico indispensable en la capital.

10. Sentir el ritmo urbano de Wangfujing y Sanlitun

Wangfujing combina tiendas, restaurantes y puestos de comida callejera que muestran la faceta más comercial y vibrante de la ciudad. Es un buen lugar para explorar sabores, comprar recuerdos y observar el ritmo urbano.

Sanlitun, por su parte, representa el Pekín cosmopolita, con centros comerciales modernos, terrazas, bares y una vida nocturna en constante movimiento. Ambos barrios revelan cómo la ciudad se adapta al viajero contemporáneo sin renunciar a su identidad.

Consejos prácticos para organizar un viaje a Pekín

Pekín es una ciudad que exige cierta planificación para aprovecharla al máximo. Su tamaño, su sistema de transporte, su clima y sus particularidades culturales hacen recomendable preparar el viaje con antelación y adaptarlo al ritmo local. A continuación se recogen las recomendaciones más útiles para visitar la capital china con comodidad, fluidez y confianza.

1. Mejor época para viajar

Las dos mejores estaciones son la primavera (abril-junio) y el otoño (septiembre-octubre). El clima es más estable y se evitan tanto las altas temperaturas del verano como el frío intenso del invierno. En esas fechas, parques como el Palacio de Verano y el Templo del Cielo alcanzan su mayor belleza.

Área de Wanda Plaza en Beijing, China, al anochecer
Área de Wanda Plaza en Beijing, China, al anochecer

2. Organización del tiempo

Las distancias en Pekín son considerables. Conviene planificar máximo dos atracciones principales por día, especialmente si incluyen sitios extensos como la Ciudad Prohibida o el Palacio de Verano. La Gran Muralla debe ocupar una jornada completa.

3. Transporte: moverse con facilidad

El metro de Pekín es una opción rápida, económica y eficiente para la mayoría de desplazamientos. Las indicaciones están en inglés y el sistema es intuitivo, aunque suele estar muy concurrido en horas punta.

Los taxis y las apps de transporte (como Didi) son muy útiles para trayectos más largos o por la noche. En zonas de turismo, es habitual que los taxis oficiales utilicen taxímetro; se recomienda evitar vehículos no oficiales.

4. Entradas y reservas

Muchas atracciones requieren reserva previa obligatoria, especialmente la Ciudad Prohibida. Conviene planificar con varios días de antelación, ya que el número de visitantes diarios es limitado.

Para la Gran Muralla, especialmente en Mutianyu, se aconseja reservar transporte con anticipación o contratar un traslado organizado desde el hotel.

5. Idioma y comunicación

El inglés no está tan extendido fuera de zonas turísticas. Llevar anotaciones con direcciones en chino simplifica enormemente la comunicación. También resulta útil descargar aplicaciones de traducción y mapas offline.

Lago Kunming dentro del Palacio de Verano
Lago Kunming dentro del Palacio de Verano

6. Dinero y métodos de pago

Aunque Pekín avanza rápidamente hacia los pagos móviles, los viajeros internacionales siguen pudiendo pagar con tarjeta en hoteles y restaurantes. Es recomendable llevar efectivo para mercados, pequeños comercios o transporte local.

7. Seguridad

La ciudad es muy segura incluso de noche. Los parques y barrios más visitados están muy vigilados y las zonas turísticas cuentan con presencia constante de seguridad.

8. Gastronomía y precauciones

La gastronomía de Pekín es amplia, intensa y variada. Probar el pato laqueado es casi obligatorio, pero también conviene explorar platos regionales procedentes de Sichuan, Yunnan o Xinjiang, muy presentes en la capital.

Para evitar molestias estomacales, se recomienda beber únicamente agua embotellada y optar por restaurantes con buena rotación de clientes.

9. Ropa y equipaje

En verano las temperaturas pueden superar los 35 °C; en invierno pueden caer por debajo de –10 °C. Es útil llevar siempre protector solar en primavera y verano, así como ropa cómoda para largas caminatas, ya que la mayoría de lugares históricos requieren andar durante horas.

10. Adaptadores y tecnología

China utiliza enchufes tipo A, C e I. Muchos hoteles modernos ya incorporan enchufes internacionales, pero conviene llevar un adaptador universal. El acceso a ciertas plataformas occidentales está restringido, por lo que es recomendable preparar alternativas para mapas, traducción o reservas.

Dónde alojarse en Pekín

La elección del alojamiento depende mucho del tipo de experiencia que se quiera vivir. Pekín ofrece desde hoteles boutique en hutongs tradicionales hasta grandes cadenas internacionales ubicadas en zonas modernas y bien conectadas.

1. Alojamientos tradicionales en hutongs

Quienes desean disfrutar del Pekín más auténtico pueden optar por hoteles situados en barrios históricos como Gulou o Shichahai. Estos establecimientos suelen ocupar casas tradicionales restauradas (siheyuan), combinando modernidad y encanto local.

2. Zona de Wangfujing

Una de las áreas más prácticas para viajeros que quieren estar cerca de la Ciudad Prohibida y Tiananmén. Con abundancia de tiendas, restaurantes y metro, es una zona ideal para desplazarse por primera vez por la ciudad.

Algunos hoteles de referencia en esta zona incluyen opciones de cadenas internacionales, como el Hilton Beijing Wangfujing (https://www.hilton.com).

3. Distrito de Chaoyang

Es el Pekín diplomático y moderno, con muchos servicios y excelentes conexiones. Ideal para quienes buscan hoteles de categoría superior, negocios o tranquilidad.

Entre sus referencias destacan establecimientos como el Park Hyatt Beijing (https://www.hyatt.com) o el Kerry Hotel Beijing (https://www.shangri-la.com).

4. Sanlitun: vida nocturna y diseño

Quienes prefieren un ambiente cosmopolita, con bares, terrazas y diseño contemporáneo, encontrarán su mejor opción en la zona de Sanlitun. Aquí abundan hoteles modernos y boutiques urbanas.

Cómo llegar a Pekín

1. Vuelos internacionales

Pekín cuenta con dos aeropuertos principales:

  • Beijing Capital International Airport (PEK) — El aeropuerto histórico y aún muy activo. Información oficial: https://en.bcia.com.cn
  • Beijing Daxing International Airport (PKX) — La gran inauguración reciente de la ciudad, diseñado por Zaha Hadid. Información oficial: https://www.bdia.com.cn

Desde Europa existen conexiones directas con aerolíneas como Air China (https://www.airchina.com) o Hainan Airlines (https://www.hainanairlines.com).

2. Transporte desde el aeropuerto

Ambos aeropuertos cuentan con líneas exprés de metro, autobuses oficiales y servicios de taxi. La opción más rápida y cómoda suele ser el Airport Express, especialmente desde PEK.

Pekín es una ciudad que invita a descubrirla con calma, respeto y curiosidad. Cada espacio monumental revela un capítulo de la historia de una de las civilizaciones más influyentes del mundo. Cada callejón, cada templo y cada jardín imperial ofrece una experiencia que trasciende la simple visita turística. Y aunque su magnitud pueda parecer abrumadora al principio, la capital china recompensa cuanto más se profundiza en ella.

Explorar sus palacios imperiales, caminar por los hutongs tradicionales, contemplar la perfección del Templo del Cielo o dejarse sorprender por la vanguardia cultural del distrito 798 permite entender que Pekín no es solo un destino: es un universo cultural, histórico y simbólico en constante transformación.

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