Pasear por el pueblo de Monsaraz, en la región del Alentejo portugués, es retrotraernos a la Edad Media. Su casco histórico nos atrapará, con la mayoría de las casas construidas con cal y pizarra en una bellísima sucesión llena de armonía. Sus vistas panorámicas son impresionantes. No es de extrañar que Monsaraz sea una de las «aldeas monumentales» de Portugal.
Debido a su situación privilegiada (ya durante la prehistoria fue un asentamiento erigido en lo alto de una colina), Monsaraz siempre fue motivo de disputa entre los distintos pueblos que moraban por esta preciosa región.
Como toda la Península Ibérica, Monsaraz es conquistada por el islam allá por el siglo VII, formando parte más tarde del reino taifa de Badajoz tras la caída del Califato de Córdoba en el siglo XI. Los musulmanes cuidaron de la entonces denominada «Sarish» como si fuera oro puro, pero no pudieron evitar que en 1167 fuera reconquistada por Gerardo Geráldez, personaje legendario de la Historia de Portugal conocido como Geraldo Sem pavor (Gerardo sin miedo). Poco duró la alegría cristiana, pues solo dos años después, tras la derrota de Afonso Henriques en Badajoz, Monsaraz pasó de nuevo a manos de los almohades.
Más de medio siglo después, en 1232 más concretamente, el rey Sancho II de Portugal «el piadoso», ayudado por la Orden del Temple, reconquistó Monsaraz, donando la propiedad a los templarios, quienes se encargaron de su defensa y mantenimiento hasta su disolución como orden a comienzos del siglo XIV.
A final de dicho siglo XIV Monsaraz pasó a depender de la Casa de Braganza, siendo ya en 1512 cuando el rey Manuel I le concedió el fuero a la Villa de Monsaraz. Durante muchos siglos, Portugal tuvo presente no solo la amenaza musulmana sino también la española (como ocurriría en las Guerras de Restauración entre 1640 y 1668). La proximidad de la Villa con el río Guadiana y la frontera con el Reino de España, hizo que la Corona Portuguesa fortificara especialmente bien la zona, construyendo un recinto amurallado impresionante. Monsaraz fue un lugar tan bello como inexpugnable. Podemos decir, sin temor a ser pretenciosos, que Monsaraz es un «pueblo museo».
Las impresionantes murallas que rodean Monsaraz protegen a un pueblo acogedor donde la luz del mediodía resalta las pintorescas y tradicionales calles empedradas. El centro histórico se debe visitar sin prisa, caminando entre sus callejuelas, admirando sus casas y rincones. Cuatro puertas dan paso a la villa cruzando la muralla. La principal es la Porta da Vila, donde encontramos una piedra dedicada a la Inmaculada Concepción (1646). Las otras tres puertas son las de Évora, d’Alcoba y Buraco.
El Castillo, construido por orden del rey Dinis en el siglo XIV, es Monumento Nacional de Portugal. A mediados del siglo XIX, cuando dejó de tener función militar, fue reconvertido a plaza de toros. Choca ver la antigua plaza de armas convertida en un albero. ¿Fue una decisión acertada? Creemos que no.
El Castillo es un lugar único para contemplar el embalse de Alqueva (el lago artificial más grande de Europa). El tiempo se para cuando contemplamos el paisaje desde sus almenas. Impresiona.
En la Plaza D. Nuno Álvares Pereira, descubrimos otra joya arquitectónica: la Igreja Matriz de Nossa Senhora da Lagoa, de estilo renacentista, donde está enterrado el templario Gomes Martins Silvestre, primer alcalde de Monsaraz. El sarcófago es muy bonito, hecho con mármol de Estremoz, con diecisiete figuras esculpidas. Justo enfrente, encontramos la picota (siglo XVIII).
En la misma plaza otros edificios de interés son la Casa Monsaraz (siglo XVII), el Hospital do Espírito Santo y la Casa da Misericórdia. Cerca, en la Travessa da Cadeia se encuentran los Antigos Paços da Audiência, actualmente reconvertidos en oficina de turismo. Merece la pena entrar para descubrir la historia del «juez malo y el juez bueno», no contamos más para no acabar con su curiosidad.
En cuanto a edificios religiosos, Monsaraz nos ofrece lugares peculiares, curiosos y muy bellos, tales como la Capela de São José, la Casa da Inquisição, la Casa do Juiz de Fora, la Igreja de Santiago, la Capela de São João Batista (la «cuba»), y las Ermidas de São Bento, São Lázaro, Santa Catarina y São Sebastião.
Sentarnos en una de las terrazas de la villa, degustando un café portugués sin prisa, mientras contemplamos la vida cotidiana de Monsaraz, es un placer inolvidable. También llamarán nuestra atención las tiendas de artesanía y productos locales. Es fácil que sucumbamos a la tentación y compremos más de un souvenir. En Monsaraz, hasta los restaurantes y casas de alojamiento son lugares de enorme belleza.
Dónde alojarse
Monte do Colmeal – Country House & Wine
Monte do Colmeal, 7240-257 Mourão, Portugal
El Monte do Colmeal se encuentra situado en una colina de la campiña del Alentejo. Cuenta con piscina al aire libre iluminada y solárium. Hay conexión Wi-Fi, aparcamiento y alquiler de bicicletas. Todas las habitaciones tienen vistas al patio o al jardín y algunas disponen de balcón con vistas al paisaje. El desayuno buffet es sensacional y se sirve en un coqueto comedor.
Sin lugar a dudas, un alojamiento especial para pasar unos días de descanso en contacto con la naturaleza. Contemplar el cielo por la noche es una experiencia única.
Más información: https://www.montedocolmeal.com/
Más información
Oficina de Turismo de Monsaraz
Dirección: Rua Direita, s/n 7200-175 Monsaraz
Teléfono: +351 927 997 316
Correo electrónico: turismo@cm-reguengos-monsaraz.pt